UNA
explosión de colores surge de entre la copa de los árboles cuando una
bandada de aves emprende el vuelo. Ese increíble espectáculo cautivó a
los exploradores europeos a finales del siglo quince cuando llegaron a
América Central y del Sur. Lo que vieron fueron guacamayos, aves de la
familia de los loros de cola larga que habitan en las zonas tropicales
del continente americano.
Al poco tiempo empezaron a incluir dibujos de
estas espectaculares aves en los mapas de la región como símbolo del
paraíso recién descubierto.
Tanto
el macho como la hembra del guacamayo son muy coloridos, algo poco
habitual en las aves de colores vistosos. Son aves muy inteligentes a
las que les gusta estar en grupo y dar graznidos fuertes y sonoros. Por
la mañana temprano, abandonan sus ramas en bandadas de hasta treinta
ejemplares y salen en busca de semillas, frutas y otros alimentos. Como
todos los loros, sujetan su alimento con las garras y lo muerden con su
pico grande y curvo, con el que pueden partir hasta la dura cáscara de
un fruto seco. Después de comer, se juntan en acantilados y en las
orillas de los ríos para mordisquear algo de arcilla. Parece que esto
les sirve para neutralizar las toxinas de los alimentos, además de
obtener otros nutrientes.
fuente: jw.org/es
fuente: jw.org/es